San Fructuoso

Entre los mártires más preclaros de la Hispania romana destacan el obispo de Tarragona san Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio. Murieron en Tarragona, bajo la persecución de los emperadores Valeriano y Galieno, el año 259.
Honrar a los mártires es honrar a Dios
San Agustín, obispo
Sermón 273, En el día de los santos Fructuoso, Augurio y Eulogio (2-3.9: PL 38, 1248-1249.1252)
Bienaventurados los santos, en cuya memoria celebramos el día de su martirio: ellos recibieron la corona eterna y la inmortalidad sin fin a cambio de la vida corporal. Y a nosotros nos dejaron, en estas solemnidades, su exhortación. Cuando oímos cómo padecieron los mártires nos alegramos y glorificamos en ellos a Dios, y no sentimos dolor porque hayan muerto. Pues, si no hubieran muerto por Cristo, ¿acaso hubieran vivido hasta hoy? ¿Por qué no podía hacer la confesión de la fe lo que después haría la enfermedad?
Admirable es el testimonio de san Fructuoso, obispo. Como uno le dijera y le pidiera que se acordara de él y rogara por él, el santo respondió:
«Yo debo orar por la Iglesia católica, que se extiende de oriente a occidente».
¿Qué quiso decir el santo obispo con estas palabras? Lo entendéis, sin duda; recordadlo ahora conmigo:
«Yo debo orar por la Iglesia católica; si quieres que ore por ti, no te separes de aquella por quien pido en mi oración».
Y ¿qué diremos de aquello otro del santo diácono que fue martirizado y coronado juntamente con su obispo? El juez le dijo:
«¿Acaso tú también adoras a Fructuoso?»
Y él respondió:
«Yo no adoro a Fructuoso, sino que adoro al mismo Dios a quien adora Fructuoso».
Con estas palabras, nos exhorta a que honremos a los mártires y, con los mártires, adoremos a Dios.
Por lo tanto, carísimos, alegraos en las fiestas de los santos mártires, mas orad para que podáis seguir sus huellas.