Lectio de la paz I
Lectio de la paz
Jornada Mundial de la Paz: Vence la indiferencia y conquista la paz
Marcos 6,34-44
1. Oración inicial
Señor, tú dijiste que cuantos trabajan por la paz serían llamados hijos de Dios. Concédenos entregarnos sin descanso a instaurar en el mundo la única justicia que puede garantizar a la humanidad una paz firme y verdadera. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
2. Lectio: Lectura de Marcos 6,34-44
Jesús da de comer a más de cinco mil personas
34Al desembarcar Jesús y ver a toda aquella gente, se compadeció de ellos porque parecían ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles
muchas cosas.
35Como se iba haciendo tarde, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron:
- Se está haciendo tarde y este es un lugar despoblado.
36Despídelos para que vayan a los caseríos y aldeas de alrededor a comprarse algo para comer.
37Jesús les contestó:
- Dadles de comer vosotros mismos.
Ellos replicaron:
- ¿Cómo vamos a comprar nosotros la cantidad de pan que se necesita para darles de comer?
38Jesús les dijo:
- Mirad a ver cuántos panes tenéis.
Después de comprobarlo, le dijeron:
- Cinco panes y dos peces.
39Jesús mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde.
40Y formaron grupos de cien y de cincuenta.
41Luego él tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los fue dando a sus discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente. Lo mismo hizo con los peces.
42Todos comieron hasta quedar satisfechos;
43aun así se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes de pan y de pescado.
44Los que comieron de aquellos panes fueron cinco mil hombres.
3. Momento de silencio
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Meditatio:
Algunas preguntas
para orientar la meditación y la actualización.
¿Por qué el evangelista Marcos narra este episodio de la vida de Jesús? ¿Cuál es el culmen, el centro del pasaje? ¿Cuál es la actitud que manifiestan los apóstoles? ¿Cómo vence Jesús la indiferencia y conquista la paz? ¿Cómo podemos obrar nosotros como Jesús?
5. Una clave de lectura
Dios, en su Hijo Jesús, ha bajado entre los hombres, se ha encarnado y se ha mostrado solidario con la humanidad en todo, menos en el pecado. Jesús se identificaba con la humanidad: «el primogénito entre muchos hermanos» (Rm 8,29). Él no se limitaba a enseñar a la muchedumbre, sino que se preocupaba de ella, especialmente cuando la veía hambrienta (cf. Mc 6,34-44) o desocupada (cf. Mt 20,3).
Su mirada no estaba dirigida solamente a los hombres, sino también a los peces del mar, a las aves del cielo, a las plantas y a los árboles, pequeños y grandes: abrazaba a toda la creación. Ciertamente, él ve, pero no se limita a esto, puesto que toca a las personas, habla con ellas, actúa en su favor y hace el bien a quien se encuentra en necesidad. No sólo, sino que se deja conmover y llora (cf. Jn 11,33-44). Y actúa para poner fin al sufrimiento, a la tristeza, a la miseria y a la muerte (Papa Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2016, n. 5.
6. Oratio:
Salmo 71 I
1Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
2para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
3Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
4que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
5Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
6que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
7Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
8que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
9Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
10que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
11que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
7. Contemplatio:
Oración final
Te damos gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque nos has revelado tu bondad y tu amor. Protege, Dios de la paz, al pueblo que implora tu justicia para que obtenga alivio y consuelo en la vida presente y alcance el gozo eterno. Por Jesucristo nuestro Señor.