Conciencia ciudadana y eclesial
Corazón sensible
Mano pronta
Los principios de subsidiariedad y solidaridad son bidireccionales. Reclaman que el Estado y los organismos supraestatales y organizaciones internacionales asuman la responsabilidad indelegable que les corresponde en la tutela de los derechos de las personas desplazadas, y promuevan las condiciones de su plena incorporación a la sociedad y salvaguardando la cohesión social. Al mismo tiempo, la Iglesia muestra su disposición a colaborar con las entidades públicas en la acogida e integración de las personas que lleguen, desde su propia identidad y posibilidades, y sumando fuerzas para el logro del bien común.
Se precisa la creación de una autoridad supraestatal que regule los flujos de movilidad humana. Debe evitarse que determinados países estén blindados y otros se vean desbordados por una presión migratoria superior a su capacidad.
El bien común universal, los derechos humanos y sucesivos tratados internacionales han limitado el principio de absolutización de las fronteras (derecho de injerencia humanitaria, derecho de asistencia humanitaria, normas de protección internacional para refugiados, etc.). La política común de migración y asilo debe estar basada en la solidaridad con las personas migradas y refugiadas y no en la solidaridad interesada entre los estados. Será preciso establecer rutas seguras y, sobre todo, soluciones duraderas que garanticen la plena integración de los refugiados.
Como afirmaba Benedicto XVI, “para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial” (Caritas in Veritate 67) (Carta Pastoral del Arzobispo de Madrid con motivo de la Constitución de la Mesa por la Hospitalidad de la Iglesia de Madrid).
PISTAS DE REFLEXIÓN
¿Qué realidad contemplamos a la luz de los textos?
¿Qué valores nos proponen?
¿Qué compromiso asumimos?