DÍA INTERNACIONAL PARA CONTRARRESTAR EL DISCURSO DE ODIO

DÍA INTERNACIONAL PARA CONTRARRESTAR EL DISCURSO DE ODIO
18 de junio
En julio de 2021 la Asamblea General de la ONU proclamó el 18 de junio como Día Para Contrarrestar el Discurso de Odio, el cual se conmemoró por primera vez en 2022 a través de una reunión informal de alto nivel el lunes 20 de junio en la sede de las Naciones Unidas. 
En dicha Asamblea General la ONU mostró su preocupación sobre “la propagación y proliferación exponenciales del discurso de odio” en todo el mundo y adoptó una resolución para “promover el diálogo y la tolerancia interreligiosos e interculturales para contrarrestarlo”.
La resolución reconoce la necesidad de acabar con las retóricas discriminatorias y xenófobas y llama a todos los actores relevantes, incluidos los Estados, a aumentar sus esfuerzos para abordar este fenómeno, de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos.
El Plan de Acción de las Naciones Unidas para la lucha contra el Discurso de Odio del 18 de junio de 2019 define el discurso del odio como "cualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita, o también comportamiento, que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, en otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad". Estos generan sentimientos de miedo e inseguridad y que, a su vez, amenazan de forma directa la seguridad y la propia convivencia de la sociedad en general.  
A pesar de los avances en materia de no discriminación y respeto a la diversidad, el racismo, la xenofobia, la LGTBIfobia y otras formas de intolerancia, siguen aún hoy presentes en nuestra sociedad, adoptando múltiples formas, que van desde las más solapadas y sutiles hasta la más graves, como los delitos de odio.
La Comisión Diocesana de Justicia y Paz quiere alertar sobre el aumento de los delitos de odio en España. El Ministerio del Interior, responsable del seguimiento de estos hechos, señala que desde 2019 y tras la pandemia el número de delitos se ha incrementado casi en un 6% (5,63%)1.  En 2021 se identificaron 1764 delitos de odio, en primer lugar, tenían un móvil racista o xenófobo que había crecido prácticamente un 25%, seguido por los delitos relacionados con la orientación sexual o identidad de género de la víctima, con un ascenso de un 67,63 por ciento. Y en tercer lugar aparecen los delitos relacionados con la ideología de la víctima, con una disminución del 45,30 por ciento con respecto a 2019.
Para ello es fundamental el papel preventivo de la educación y en particular reforzar la alfabetización digital dado la divulgación de los delitos de odio en las redes sociales. La Acción Concertada de Justicia y Paz Europa para este año, que lleva por título “Afrontar nuestros miedos y reconectar el mundo” aborda este problema como algo a lo que urge prestar atención: “A menudo se confunde lo real y lo engañoso. Para ello, es necesario mejorar la «alfabetización mediática» en todas las edades”2. 
El papa Francisco ha denunciado en numerosas ocasiones estas formas de xenofobia, y así en el Congreso Mundial contra la Xenofobia de 2018, alertó sobre sentimientos y actitudes que parecían estar superándose: “Sentimientos de sospecha, miedo, desprecio e incluso odio hacia personas o grupos considerados diferentes por su pertenencia étnica, nacional o religiosa y, como tales, considerados no suficientemente dignos de participar plenamente en la vida de la sociedad. Estos sentimientos inspiran con demasiada frecuencia verdaderos y actos reales de intolerancia, discriminación o exclusión, que atentan gravemente contra la dignidad de las personas afectadas y sus derechos fundamentales, incluido el derecho a la vida misma y a la integridad física y moral”, que provocan los delitos de odio. Igualmente, a principios de este año ha condenado la legislación "injusta" que penaliza las relaciones homosexuales en todo el mundo, y defiende que la homosexualidad "no es un delito" y que la Iglesia tiene que trabajar para acabar con esas leyes.  
Por todo ello, Justicia y Paz, en este día, se une en oración a todas las víctimas de los delitos de odio y ruega que los gobiernos y la sociedad civil asuman con mayor responsabilidad la tarea de desterrar esta lacra.