Población trabajadora en Madrid en noviembre
Ojos abiertos
La afiliación a la Seguridad Social en la Comunidad de Madrid creció en noviembre en 34.134 personas respecto al mes de septiembre. Los datos de la Seguridad Social son mucho más fiables respecto al paro que la cifra de paro registrado y que la encuesta de población activa. El régimen general, que comprende al trabajo por cuenta ajena, ha crecido interanual de un 4,6 % y el régimen especial de trabajadores autónomos solo ha crecido un 0,7 % en el mismo espacio de tiempo. Puedes consultar la Nota del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid en este enlace: Afiliados a la Seguridad Social.
El paro registrado en Madrid en noviembre ha disminuido a un ritmo interanual del 21,9 %. En el caso de los varones ha disminuido un 23,7 % respecto al año pasado. Ha disminuido también en el caso de mujeres (20,7 %). En el caso de jóvenes menores de 25 años ha disminuido un 35,3 %. Donde menos ha disminuido el paro es en la industria, donde ha decrecido un 19,2 %.
Son cifras mejores que las del conjunto de toda España en la cual el paro ha disminuido a un ritmo interanual del 9,5 %. Lo importante de estas cifras se refiere a las tendencias que reflejan. Puedes consultar la Nota del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid en este enlace: Nota de paro registrado.
Corazón sensible
Nos resulta especialmente dolorosa la situación de paro que afecta a los jóvenes: sin trabajo, sin posibilidad de independizarse, sin recursos para crear una familia y obligados muchos de ellos a emigrar para buscarse un futuro fuera de su tierra. Asimismo, resulta doloroso el paro que afecta a las personas mayores de 50 años, que apenas tienen esperanza de reincorporarse a la vida laboral. San Juan Pablo II enumeraba las dramáticas consecuencias de un paro prolongado: “La falta de trabajo va contra el ‘derecho al trabajo´, entendido -en el contexto global de los demás derechos fundamentales- como una necesidad primaria, y no un privilegio, de satisfacer las necesidades vitales de la existencia humana a través de la actividad laboral. (…) De un paro prolongado nace la inseguridad, la falta de iniciativa, la frustración, la irresponsabilidad, la desconfianza en la sociedad y en sí mismos; se atrofian así las capacidades de desarrollo personal; se pierde el entusiasmo, el amor al bien; surgen las crisis familiares, las situaciones personales desesperadas y se cae entonces fácilmente -sobre todo los jóvenes- en la droga, el alcoholismo y la criminalidad” ("Iglesia, Servidora de los Pobres", Instrucción Pastoral de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, n. 4).
Mano pronta