Si quieres la paz, defiende la vida
Para lograr la Paz auténtica y feliz es necesario, según estos imperativos: «defender la Vida, cuidar la Vida, promover la Vida».
La política de los grandes armamentos entra inmediatamente en cuestión. La vieja sentencia que ha hecho y hace escuela en política: «si vis pacem, para bellum» no se puede admitir sin radicales reservas (cfr. Lc 14, 31). Con la sincera audacia de nuestros principios, denunciamos así el falso y peligroso programa de la «carrera de los armamentos», de la secreta competición por la superioridad bélica entre los pueblos. Aunque, por una sobreviviente y feliz cordura, o por tácito pero de hecho tremendo «brazo de hierro» en el equilibrio de las mortíferas fuerzas contrarias, no estalla la guerra (¡qué guerra sería!), sin embargo, cómo no lamentar el derroche de medios económicos y de energías humanas para conservar a cada Estado su coraza de armas cada vez más costosas, cada vez más eficientes, en perjuicio de los balances escolares, culturales, agrícolas, sanitarios, civiles: la Paz y la Vida soportan pesos enormes e incalculables para mantener una Paz fundada sobre la perpetua amenaza a la Vida, como también para defender la Vida mediante una constante amenaza a la Paz.
Pablo VI, Mensaje para la X Jornada Mundial de la Paz 1977
Claves bíblicas de lectura
Lucas 14
