¿ES NECESARIA UNA SEMANA DE LA ARMONÍA INTERCONFESIONAL ENTRE TODAS LAS RELIGIONES EN 2024?

Casi acabamos de terminar la semana de oración por la unidad de los cristianos, cuando la ONU nos propone del 1 al 7 de febrero la celebración de la semana de LA ARMONÍA INTERCONFESIONAL ENTRE TODAS LAS RELIGIONES, que hermoso sería que se lograra esta armonía, sin duda ayudaría a conseguir la paz en nuestro planeta
 
La Comisión Diocesana de Justicia y Paz Madrid quiere unirse a la celebración de esta semana través de un artículo que nos explica el origen de esta semana y las diferentes actividades en las que se trabaja por parte de las diferentes religiones para ir avanzando en este bello y necesario objetivo de la armonía interconfesional. Pidamos por ello.
 
 
 
 
¿ES NECESARIA UNA SEMANA DE LA ARMONÍA INTERCONFESIONAL ENTRE TODAS LAS RELIGIONES EN 2024?
1 al 7 de febrero de 2024
 
 
Hace 14 años el Rey Abdullah II de Jordania, propuso a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se dotase a la agenda internacional de un espacio para poner en valor la necesidad de mantener la armonía entre las religiones. Esta cita internacional serviría para fomentar el diálogo interreligioso, como uno de los elementos más importantes para favorecer la cultura de paz y no violencia que necesita el mundo. 
El rey de Jordania sabía bien lo que proponía, pues su país está en la encrucijada de los conflictos territoriales circundantes, llegando a acoger actualmente a más de 2,3 millones de personas en sus 10 campamentos de refugiados oficiales de la ONU, más otros tres no oficiales que han servido de refugio a sirios y palestinos. 
Al amparo de la resolución A/RES/65/5 de la ONU, se constituyó finalmente la  “Semana de la Armonía Interconfesional entre todas las Religiones” , que pasaría a ocupar la primera semana de febrero (del 1 al 7 de febrero) en el calendario internacional.  Esta iniciativa ayudaría también a fortalecer la aplicación de los Derechos Humanos Universales, especialmente en su apartado de la libertad religiosa. 
Esta acción y otras prácticas similares tuvieron una gran acogida. El Rey Abdullah recibió el premio Templeton en el año 2018, por su gran labor en el diálogo interreligioso llevado a cabo en su país y fuera de él, convirtiéndose en el segundo musulmán en recibir un premio que antes recibieron figuras como la Madre Teresa y el Dalai Lama. 
Pero son muchos los ejemplos que inspiran diálogos interreligiosos por la paz en el mundo, como se expone a continuación: 
 
Fruto del Concilio Ecuménico Vaticano II, en 1965 el Papa San Pablo VI publicaba dos declaraciones históricas para el diálogo interreligioso: la Declaración NOSTRA AETATE, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones y la Declaración Dignitatis Humanae (Dignidad Humana) sobre la libertad religiosa, iniciando así un fructífero camino en el diálogo con otras religiones que tendría un gran impacto en el “Encuentro por la Paz en el Espíritu de Asís”, bajo el pontificado de san Juan Pablo II, el 27 de octubre de 1986. 
Por su parte, el Consejo Mundial de Iglesias, que agrupa a 348 iglesias no católico-romanas también trabajó este tema en 1.979, publicando “Directrices sobre el diálogo con otras religiones e ideologías de nuestro tiempo”. 
Al igual que el Islam, podríamos remontarnos al 13 de noviembre del año 2007 y a la carta denominada “Una palabra común entre nosotros y vosotros “, enviada por 138 líderes musulmanes al occidente cristiano, entregando una copia al Consejo Mundial de Iglesias y al Papa Benedicto XVI en el Vaticano. 
Las respuestas cristianas no se hicieron esperar ante un documento tan breve pero esperanzador. En noviembre de 2008 el Papa Benedicto XVI organizó un seminario a través del Foro Católico-musulmán, instituido por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, dando acogida y respuesta a esta petición de diálogo
Por otra parte, las iglesias no católico-romanas, agrupadas en torno al Consejo Mundial de Iglesias , iniciaron un proceso de discernimiento muy interesante en respuesta a esta carta, que implicaba avanzar hacia vías de diálogo, respeto en las diferencias, pero atendiendo a la fe en un mismo Dios, en favor de la justicia y la paz.
El 31 de mayo del año 2019, el Islam volvía a ser noticia gracias a la nueva “Declaración de la Meca”, un documento firmado por 139 países de mayoría musulmana, al término de la XIV sesión ordinaria de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), celebrada en La Meca, bajo la dirección del Muftí de Arabia Saudí. Entre otras cosas, el texto volvía a recalcar la importancia de distanciarse de las políticas que utilizan la religión para fomentar el conflicto al tiempo que reafirma el respeto por las diferencias culturales y religiosas y señala el diálogo interreligioso como medio para combatir el discurso y el comportamiento islamófobo. 
Podríamos decir que el broche de oro a este diálogo católico-musulmán se cerraba con el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb, la “declaración conjunta sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común ”, firmado en Abu Dabi el 4 de febrero de 2019.
Hay una inmensa cantidad de iniciativas anuales a nivel mundial e internacional que se desarrollan en pro de la paz y la no violencia, dentro del marco del diálogo interreligioso e intercultural, pero la prensa no siempre se hace eco de estos importantes actos. 
Han surgido multitud de organizaciones para el diálogo interreligioso, desde el ámbito internacional (KAICIID, Religiones por la Paz, el Parlamento de las Religiones, el Foro Interreligioso del G20), hasta el ámbito más local, como el “Foro Abraham en España”,  o en diferentes documentos del papa Francisco como  "Sobre la fraternidad humana. Por la paz mundial y la convivencia común", o el foro celebrado en Manipur (India) bajo el nombre de ‘Foro Interreligioso para la Paz y la Armonía’ (IFPH) con el objetivo de dar alivio, curación y restauración de la humanidad a todas las personas afectadas por los conflictos violentos en Manipur.
Son muchas las declaraciones y los encuentros interreligiosos, nacionales e internacionales, en favor de la justicia social y la paz, en favor de una ecología integral, afrontando el reto de la pobreza y la Agenda 2030, la migración o la defensa de la dignidad humana.
Ciertamente hace falta una semana para la armonización de las religiones, pero más aun hace falta que la sociedad recupere su espiritualidad y abandone la polarización. Solo desde una profunda y sana espiritualidad, abierta y en diálogo constante por la paz y la justicia podemos enseñar a la sociedad a recuperar estilos de vida que sirvan para restaurar la Paz con Dios, entre los seres humanos, con uno mismo y con la naturaleza.