DÍA ESCOLAR DE LA NO VIOLENCIA Y LA PAZ

 
Hoy se celebra un día muy significativo para conseguir que nuestros niños y niñas interioricen los conceptos del diálogo, la convivencia y la paz,  es el Día Escolar de la No Violencia y la Paz. En esta fecha, los centros educativos de todo el mundo llevan a cabo diferentes actividades para recordar y fomentar la importancia de "la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la no-violencia y la paz". 
 
La Comisión Diocesana de Justicia y Paz Madrid quiere unirse a la celebración de este día a través de un artículo que busca iluminar  el  significado de este día través de la Doctrina Social de la Iglesia y los mensajes de la Jornada de la Paz, 1 de enero.
 
 
 
30 DE ENERO DE 2024
 
DÍA ESCOLAR DE LA NO VIOLENCIA Y LA PAZ
 
UNICEF nos propone, en este día, celebrar “el aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi (India, 1869-1948), líder pacifista que defendió y promovió la no violencia y la resistencia pacífica frente a la injusticia y que fue asesinado por defender estas ideas.” Y nos recuerda que: “La educación en y para la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la no-violencia y la paz son motivos para recordar este 30 de enero.”
 
 El ser humano vive en sociedad para convivir en colaboración y paz, pero en esta convivencia puede, en ocasiones, aparecer el conflicto. El conflicto no es el problema, el problema es cómo se afronta. El conflicto se puede tratar, bien reafirmando cada uno su posición, sin atender los argumentos del otro, o también se puede tratar con una actitud más dialogante, respetando la dignidad de cada uno, buscando un acuerdo. En el primer caso, lo más probable es que aumente la tensión que, en ocasiones, puede llegar a la violencia; el segundo caso es, sin duda, el camino del encuentro, de la superación de las tensiones y del establecimiento de una buena convivencia. El ser humano tiene libertad para escoger el camino de la violencia o el de la no violencia.
 
Debemos tener en cuenta lo que nos indica san Juan Pablo II en su Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, 1981,n. 7: "Pero la libertad, no es solo un derecho que se reclama para uno mismo, es un deber que se asume cara a los otros. Para servir verdaderamente a la paz, la libertad de cada ser humano y de cada comunidad humana debe respetar las libertades y los derechos de los demás, individuales o colectivos. Ella encuentra en este respeto su límite, pero además su lógica y su dignidad, porque el hombre es por naturaleza un ser social."
La Iglesia nos enseña que con el pecado vino la violencia al mundo y que Jesucristo con su pasión, muerte y resurrección nos dejó la Paz. Así pues, como maestra de la Paz nos dice que la convivencia humana debe estar fundamentada en la verdad, la justicia, el amor y la libertad, tal como se declara en la encíclica Pacem in Terris n, 35: “la convivencia civil sólo puede juzgarse ordenada, fructífera y congruente con la dignidad humana si se funda en la verdad. […]Esto ocurrirá, ciertamente, cuando cada cual reconozca, en la debida forma, los derechos que le son propios y los deberes que tiene para con los demás. Más todavía: una comunidad humana será cual la hemos descrito cuando los ciudadanos, bajo la guía de la justicia, respeten los derechos ajenos y cumplan sus propias obligaciones. 
 
Es muy importante, como propone UNICEF, que la enseñanza se inspire en la cultura de la no violencia que permita a los alumnos adquirir conocimientos, actitudes y competencias, que refuercen su desarrollo como ciudadanos comprometidos con la paz. Ya el papa san Pablo VI en su primer mensaje para la celebración de la primera Jornada de Oración por la Paz, 1 de enero de 1968, manifestaba su deseo de "que sea la Paz con su justo y benéfico equilibrio la que domine el desarrollo de la historia futura.”
 
El papa Francisco titulaba el mensaje de la Jornada para la Paz de enero 2017: “La no violencia: un estilo de política para la paz”, y nos decía: “Deseo la paz a cada hombre, mujer, niño y niña, a la vez que rezo para que la imagen y semejanza de Dios en cada persona nos permita reconocernos unos a otros como dones sagrados dotados de una inmensa dignidad. Especialmente en las situaciones de conflicto, respetemos su «dignidad más profunda» y hagamos de la no violencia activa nuestro estilo de vida.”
 
 
Sería magnífico para la Paz en todo el mundo, que cada día más y más personas afronten cualquier tipo de conflicto, sea en su entorno social individual o en el de la representación institucional que detenten, con actitud de no violencia fundada en la verdad, la justicia, el amor y la libertad; y para ello es necesario que se enseñé a los niños y niñas una actitud dialogante, para que, como  recoge Pacem in Terris, 35:“estén movidos por el amor de tal manera, que sientan como suyas las necesidades del prójimo y hagan a los demás partícipes de sus bienes, y procuren que en todo el mundo haya un intercambio universal de los valores más excelentes del espíritu humano”.