Mensaje del Santo Padre León XIV para la 59.ª Jornada Mundial de la Paz

Mensaje del Santo Padre León XIV para la 59.ª Jornada Mundial de la Paz

La paz esté con todos ustedes: hacia una paz “desarmada y desarmante”
 
    El papa León XIV ha escrito su primer mensaje para el día Mundial de la Paz, con el título: La paz esté con todos ustedes: hacia una paz “desarmada y desarmante”, un mensaje que hay que leer despacio porque nos interpela directamente y nos pide una respuesta personal con respecto a cómo entendemos la paz y qué queremos que signifique en nuestra vida. 
 
    En un mundo que camina hacia el rearme, en el que vemos enemigos por todas partes, en el que cada vez hay menos diálogo y más polarización, el papa nos propone otro camino, que, para ser sinceros, es difícil de seguir, pero que es el único para salir de este torbellino de odio en el que los poderosos de este mundo parece que quieren imponer.
 
    Para esta propuesta, como no podía ser menos, el papa se apoya en “Nuestra piedra angular”: Cristo resucitado y su paz: 
“¡La paz esté contigo!”. Este antiquísimo saludo, que sigue siendo habitual en muchas culturas, en la tarde de Pascua se llenó de nuevo vigor en labios de Jesús resucitado. «¡La paz esté con ustedes!» ( Jn 20,19.21) es su palabra, que no sólo desea, sino que realiza un cambio definitivo en quien la recibe y, de ese modo, en toda la realidad. […] El que venció a la muerte y derribó el muro que separaba a los seres humanos (cf. Ef 2,14) es el Buen Pastor, que da la vida por el rebaño y que tiene muchas ovejas que no son del redil (cf. Jn 10,11.16): Cristo, nuestra paz.
 
    Y bien asentados en Cristo, el papa nos pide una “paz desarmada y desarmante”, una frase que parece haberse constituido en el lema de su papado y nos explica, con detalle lo que significan estos dos adjetivos con los que califica a la paz. Y lo primero que nos pide es que acojamos la paz como quien acoge  a una amiga: “Ya sea que tengamos el don de la fe, o que nos parezca que no lo tenemos, queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a la paz! Acojámosla y reconozcámosla, en vez de considerarla lejana e imposible. Antes de ser una meta, la paz es una presencia y un camino.” Que hermosas las palabras de León XIX: la paz es una presencia y un camino.
 
A qué llama el papa una paz desarmada, sencillamente a la paz de Cristo: 
 
    “La paz de Jesús resucitado es desarmada, porque desarmada fue su lucha, dentro de circunstancias históricas, políticas y sociales precisas. Los cristianos, juntos, deben hacerse proféticamente testigos de esta novedad, recordando las tragedias de las que tantas veces se han hecho cómplices. La gran parábola del juicio universal invita a todos los cristianos a actuar con misericordia, siendo conscientes de ello (cf. Mt 25,31-46). Y, al hacerlo, encontrarán a su lado hermanos y hermanas que, por distintos caminos, han sabido escuchar el dolor ajeno y se han liberado interiormente del engaño de la violencia.”
 
Y qué significa “una paz desarmante”, de nuevo el papa nos remite a Cristo: 
 
    La bondad es desarmante. Quizás por eso Dios se hizo niño. El misterio de la Encarnación, que tiene su punto de mayor abajamiento en el descenso a los infiernos, comienza en el vientre de una joven madre y se manifiesta en el pesebre de Belén. «Paz en la tierra» cantan los ángeles, anunciando la presencia de un Dios sin defensas, del que la humanidad puede descubrirse amada solo cuidándolo (cf. Lc 2,13-14).
 
    El papa, por tanto, nos llama a no dejarnos llevar por la narrativa del rearme necesario, de que “los otros” nos roban lo nuestro o que los que no piensan como yo son mis enemigos y nos advierte de la potencia de las armas guiadas por algoritmos de la Inteligencia Artificial; nos llama, por tanto, a una paz profunda, más allá de armas y estrategias militares, insistiendo en la transformación de nuestros corazones y en la construcción de relaciones humanas y políticas basadas en confianza, justicia y diálogo. 
 
    Y nos hace notar, que la cultura de la guerra y el gasto militar está normalizada y refuerza el miedo y la violencia; y que la lógica competitiva de la “seguridad por las armas” se aleja de una paz verdadera, y agudiza tensiones en la sociedad y en política internacional. Por eso, ante la vorágine de mensajes violentos, nos recuerda que un servicio fundamental que las religiones deben prestar a la humanidad es vigilar el creciente intento de transformar incluso los pensamientos y las palabras en armas:
 
    “Lamentablemente, forma cada vez más parte del panorama contemporáneo arrastrar las palabras de la fe al combate político, bendecir el nacionalismo y justificar religiosamente la violencia y la lucha armada. Los creyentes deben desmentir activamente, sobre todo con la vida, esas formas de blasfemia que opacan el Santo Nombre de Dios. […] En todo el mundo es deseable «que cada comunidad se convierta en una “casa de paz”, donde aprendamos a desactivar la hostilidad mediante el diálogo, donde se practique la justicia y se preserve el perdón”. 
 
    Sabemos ya lo que es esa paz de la que habla el papa, la paz de Jesús, y con esta base, nos hace un llamamiento personal para que cada uno de nosotros nos hagamos responsables de construir esa paz, y nos invita, implícitamente, a que nos preguntemos: “¿Qué debo “desarmar” en mí?”, para lograr el “desarme del corazón, de la mente y de la vida”.
 
 
LA COMISIÓN DIOCESANA DE JUSTICIA Y PAZ -MADRID OS DESEA UN AÑO REPLETO DE PAZ Y FELICIDAD
 
La Jornada Mundial de la Paz fue instaurada por san Pablo VI, en el año 1968, desde entonces se celebra el día 1 de enero de cada año, su primer mensaje lo dedica al significado del Día de la Paz I Jornada Mundial de la Paz 1968: El Día de la Paz. Nos comunicaba que, “la Paz no es pacifismo, …sino que proclama los más altos y universales valores de la vida: la verdad, la justicia, la libertad, el amor”. 
 
Imagen de Nuestra Señora de la Paz. Pinturicchio