NUESTRO RECUERDO Y HOMENAJE AL PAPA FRANCISCO
Muchas cosas se han dicho y escrito del papa Francisco desde el lunes en que murió glosando su figura y su obra, por eso desde la Comisión Diocesana de Justicia y Paz, como homenaje a su figura, sencillamente, os adjuntamos su último mensaje, «URBI ET ORBI», proclamado unas horas antes de que muriera y que podemos considerar su testamento a la humanidad, pues en el se recogen muchas de las ideas que desarrolló durante su pontificado.
El papa nos dijo el día en que celebramos la resurrección del Señor: “El amor venció al odio. La luz venció a las tinieblas. La verdad venció a la mentira. El perdón venció a la venganza. El mal no ha desaparecido de nuestra historia, permanecerá hasta el final, pero ya no tiene dominio, ya no tiene poder sobre quien acoge la gracia de este día.”
Para centrarse después en su petición de justicia y paz para todos seres humanos, de ahí que además de pedir por los pueblos que sufren la guerra, el papa nos dijera: “La paz tampoco es posible sin un verdadero desarme. La exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme. La luz de la Pascua nos invita a derribar las barreras que crean división y están cargadas de consecuencias políticas y económicas. Nos invita a hacernos cargo los unos de los otros, a acrecentar la solidaridad recíproca, a esforzarnos por favorecer el desarrollo integral de cada persona humana.”
Y terminó diciendo: “En la Pascua del Señor, la muerte y la vida se han enfrentado en un prodigioso duelo, pero el Señor vive para siempre (cf. Secuencia pascual) y nos infunde la certeza de que también nosotros estamos llamados a participar en la vida que no conoce el ocaso, donde ya no se oirán el estruendo de las armas ni los ecos de la muerte. Encomendémonos a Él, porque sólo Él puede hacer nuevas todas las cosas (cf. Ap 21,5).”
Como el nos pedía, le encomendamos al Señor para que esté participando ya en la “vida que no conoce ocaso”, junto a la Trinidad y a la Reina del cielo, nuestra madre, a la que tanto amó y sigue amando.
Dale Señor el descanso eterno y brille sobre él tu luz perpetua.