Nos no podemos, por tanto, sino desaprobar toda ofensa a la vida que nace y no podemos sino suplicar a todas las Autoridades, a todas las instancias competentes que actúen para que se prohíba y se ponga remedio al aborto voluntario. El seno materno y la cuna de la infancia son las primeras barreras...
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Para lograr la Paz auténtica y feliz es necesario, según estos imperativos: «defender la Vida, cuidar la Vida, promover la Vida».
La política de los grandes armamentos entra inmediatamente en cuestión. La vieja sentencia que ha hecho y hace escuela en política: «si vis pacem, para bellum» no...
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Hay que dar a la Paz otras armas que no sean las destinadas a matar y a exterminar a la humanidad. Son necesarias, sobre todo, las armas morales, que den fuerza y prestigio al derecho internacional; primeramente, la de observar los pactos. Pacta sunt servanda: es el axioma todavía válido para...
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Debemos perfeccionar el sentido de nuestra unidad; unidad en la Iglesia, unidad de la Iglesia; comunión mística, constitutiva la primera (cfr. 1Cor. 1, 10; 12, 12-27); restauración ecuménica de la unidad entre todos los cristianos la segunda (cfr. Decreto...
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La represión no es la Paz. La indolencia no es la Paz. El mero arreglo externo e impuesto por el miedo no es la Paz. La reciente celebración del XXV Aniversario de la Declaración de los Derechos del Hombre nos recuerda que la Paz verdadera debe fundarse sobre el sentido de la intangible...
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Nosotros creemos en un gobierno frecuentemente indescifrable, pero real, de una Bondad infinita que llamamos Providencia y que domina la suerte de la humanidad; conocemos las singulares pero extraordinarias reversibilidades de todo acontecimiento humano en una historia de salvación...
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La paz no es una insidia (cf. Job. 15, 21). La paz no es un engaño sistemático (cf. Jer. 6, 14). Mucho menos es una tiranía totalitaria y despiadada, y de ninguna manera violencia; pero al menos la violencia no osa apropiarse el nombre augusto de Paz.
Es difícil, pero es también...
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Nuestra certeza en la palabra divina de Cristo maestro, que la esculpió en su Evangelio: «Todos vosotros sois hermanos» (Mt 23, 8). Podemos ofrecer, además, el consuelo de la posibilidad de aplicarla (¡porque cuán difícil es en la realidad práctica ser de verdad hermano con cada hombre!); lo...
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Una Paz, sin clemencia, ¿cómo puede llamarse tal? Paz saturada de espíritu de venganza, ¿cómo puede ser verdadera? De una parte y de otra es necesario el recurso a aquella justicia superior que es el perdón, el cual hace desaparecer las cuestiones insolubles de prestigio y hace todavía posible la...
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La Paz para nosotros los Cristianos no es solamente un equilibrio exterior, un orden jurídico, un conjunto de relaciones públicas disciplinadas; sino que es, ante todo, el resultado de la actuación del designio de sabiduría y amor, con que Dios ha querido instaurar las relaciones sobrenaturales con...
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